Israel The Bombing Of The King David Hotel
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El atentado del Hotel King David: Un momento crucial en la historia

El 22 de julio de 1946, una devastadora explosión sacudió el Hotel King David en Jerusalén, entonces parte del Mandato Británico de Palestina, matando a 91 personas e hiriendo a 46 más. El ataque, perpetrado por el Irgun, un grupo paramilitar sionista, tuvo como objetivo el hotel porque albergaba la sede administrativa británica, incluidas oficinas militares y de inteligencia. El atentado sigue siendo uno de los eventos más significativos y controvertidos en la historia del conflicto israelo-palestino, simbolizando la escalada de tensiones entre grupos judíos, autoridades británicas y comunidades árabes en los años previos al establecimiento de Israel en 1948.

Contexto: El Mandato Británico y las crecientes tensiones

El Hotel King David, un elegante edificio de siete pisos en Jerusalén, era más que un hotel de lujo en 1946. Su ala sur servía como el centro neurálgico del gobierno británico en Palestina, albergando la Secretaría del Gobierno del Mandato, el cuartel militar británico y oficinas de inteligencia. El Mandato Británico, establecido por la Sociedad de Naciones en 1920, tenía como objetivo administrar Palestina tras el colapso del Imperio Otomano. Sin embargo, el período del Mandato estuvo marcado por crecientes fricciones entre los británicos, los inmigrantes judíos que buscaban un hogar y la población árabe, que sentía que sus aspiraciones de autodeterminación eran ignoradas.

A mediados de los años 40, los grupos judíos estaban cada vez más frustrados con las políticas británicas, particularmente el Libro Blanco de 1939, que restringía la inmigración judía y la compra de tierras en respuesta a las preocupaciones árabes. El Holocausto, que se cobró seis millones de vidas judías, intensificó las demandas por un estado judío, y grupos como el Irgun y Lehi (Banda Stern) recurrieron a la resistencia armada contra el dominio británico. El Irgun, liderado por Menachem Begin (más tarde primer ministro de Israel), veía a los británicos como ocupantes que obstruían la causa sionista.

El ataque: Planificación y ejecución

La decisión del Irgun de bombardear el Hotel King David fue parte de una campaña más amplia llamada “Movimiento de Resistencia Judía”, una alianza temporal entre el Irgun, Lehi y el más moderado Haganah. La operación buscaba destruir documentos británicos sensibles en las oficinas del hotel, que el Irgun creía que se usaban para reprimir la resistencia judía, y debilitar la determinación británica de mantener el Mandato.

El plan fue cuidadosamente preparado. Operativos del Irgun, disfrazados como trabajadores árabes, introdujeron bidones de leche llenos con 350 kilogramos de explosivos en el sótano del hotel, específicamente bajo el Café Regence, adyacente a las oficinas británicas. Las bombas estaban programadas para detonar a las 12:37 p.m., y el Irgun afirmó que emitió advertencias para minimizar las víctimas civiles. Según su relato, telefonearon al hotel, al Consulado Francés cercano y al periódico Palestine Post, instando a la evacuación. Sin embargo, estas advertencias fueron ignoradas, malinterpretadas o no se actuó sobre ellas a tiempo por parte de las autoridades británicas.

A las 12:37 p.m., la explosión destrozó el ala sur del hotel, colapsando parte de la estructura. La explosión mató a un grupo diverso de víctimas: 28 británicos, 41 árabes, 17 judíos y 5 de otras nacionalidades, incluidos empleados del hotel, funcionarios gubernamentales y civiles. La devastación conmocionó a Palestina y al mundo, atrayendo atención hacia la escalada de violencia en la región.

Repercusiones y controversia

El atentado tuvo consecuencias inmediatas y de gran alcance. El gobierno británico condenó el ataque como un acto de terrorismo, lo que tensó las relaciones entre los británicos y la comunidad judía en Palestina. El Haganah, que inicialmente había aprobado la operación, se distanció del Irgun, afirmando que la escala de la destrucción no fue intencionada. Sin embargo, el Irgun defendió el ataque, argumentando que era un acto legítimo de guerra contra una potencia colonial y que se habían dado advertencias para evitar pérdidas de vidas.

La cuestión de las advertencias sigue siendo controvertida. Funcionarios británicos, incluido el secretario jefe del hotel, Sir John Shaw, negaron haber recibido advertencias claras o oportunas. Algunos historiadores sugieren que los británicos subestimaron la amenaza o eran escépticos sobre las intenciones del Irgun, mientras que otros argumentan que las advertencias fueron deliberadamente vagas o mal comunicadas. Menachem Begin, en sus memorias La Revuelta, insistió en que el Irgun tomó todas las precauciones para evitar muertes civiles, pero los críticos señalan el alto número de víctimas como evidencia de una planificación imprudente.

A nivel internacional, el atentado generó reacciones mixtas. En Gran Bretaña, alimentó los llamados a retirarse de Palestina, ya que la opinión pública se cansó del costoso Mandato. En Estados Unidos, complicó los esfuerzos sionistas para ganar apoyo, ya que el ataque fue ampliamente reportado como un acto terrorista. Para los árabes en Palestina, el atentado aumentó los temores de militancia judía, profundizando la desconfianza comunitaria.

Impacto a largo plazo

El atentado del Hotel King David aceleró el colapso del Mandato Británico.
Para 1947, Gran Bretaña, agotada por la Segunda Guerra Mundial e incapaz de reconciliar las demandas judías y árabes, remitió la cuestión de Palestina a las Naciones Unidas. El plan de partición de la ONU, aprobado en noviembre de 1947, llevó al establecimiento de Israel en 1948, seguido por la primera guerra árabe-israelí.

El atentado también moldeó el legado del Irgun y sus líderes. Menachem Begin, vilipendiado por los británicos como terrorista, más tarde se convirtió en un estadista respetado, firmando el tratado de paz de Israel con Egipto en 1979.
El ataque sigue siendo un punto de debate: para algunos israelíes, fue un golpe audaz contra la opresión colonial; para otros, incluidos palestinos e historiadores británicos, fue un trágico acto de terrorismo que sentó un precedente para la violencia en el conflicto.

Legado y reflexión

Hoy, el Hotel King David se erige como un símbolo de la turbulenta historia de Jerusalén. Una placa en el sitio conmemora el ataque, señalando el papel del Irgun y la pérdida de vidas. El atentado se estudia como un caso de estudio en guerra asimétrica, la ética de la resistencia y las complejidades del retiro colonial.

El evento subraya los desafíos de navegar aspiraciones nacionales en competencia en una región volátil. Para los palestinos, es un recordatorio de la violencia que acompañó el camino hacia la creación de Israel. Para los israelíes, refleja las medidas desesperadas tomadas para asegurar un hogar.
Para los británicos, marcó un punto de inflexión en su retirada del imperio.

A medida que persiste el conflicto israelo-palestino, el atentado del Hotel King David sigue siendo un crudo recordatorio de cómo los actos de violencia, por más motivados estratégicamente que estén, dejan cicatrices duraderas en todas las partes. Sus lecciones—sobre comunicación, proporcionalidad y el costo humano del conflicto—continúan resonando en las discusiones sobre paz y justicia en el Medio Oriente.

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